Mariana, una pequeña niña de 12 años, con voz de insolencia veía el cielo caminar desde el suelo de su patio.
-¡Que aburrido! decía su hermano cada que pasaba a su lado, intentando molestarla comenzaba a darle patadas pies y brazos, pero Mariana no respondía a sus agresiones, ni siquiera lo miraba, solo veía fijamente al cielo mientras susurraba tan rápido unas palabras, que nadie comprendía.
Y así, seguía Mariana durante horas seguidas hasta que el sol se ocultaba y llegaba la hora de cenar.
-¿Que veías tan atenta Mariana? Le cuestionaba su madre
-Mi vida mamá
-¿Tu vida?
-Así es.
-¿Cómo es tu vida Mariana?
-Aun no lo sé
-¡Por Dios Mariana! ¡Estas desvariando!, Me acabas de decir que veías tu vida, pero no sabes como es. ¿Que te ha pasado?
-Ese es el motivo madre, veía mi vida sin saber a que corresponde, ni motivos, ni lugares ni pensamientos.
-No comprendo.
-No creo que lo entiendas, nunca haz intentado ver mas allá de la similitud.